KamBIO impulsa la valorización de residuos orgánicos locales para crear una economía circular en el mundo rural respetuosa con el medio ambiente.
La transición energética solo tiene sentido si es también una transformación justa del territorio. Por eso impulsamos proyectos de biometano que nacen desde lo local: conectando agricultores, ganaderos e industria agroalimentaria para que no se queden atrás en la transición energética.
Trabajamos mano a mano con las comunidades, respetando sus necesidades y compartiendo el valor generado. Porque cuando el biometano se hace con el territorio, devuelve mucho más que energía: devuelve empleo, equilibrio ambiental y orgullo local.
El transporte de los residuos orgánicos hasta la instalación se realiza en contenedores o depósitos cerrados sin pasar por núcleos urbanos, y son recibidos dentro de naves cerradas. Una vez recibidos, no se almacenan, sino que se procesan directamente en depósitos estancos (digestores) para obtener el gas natural renovable.
El gas obtenido en los digestores se purifica para obtener el gas natural, que se inyecta directamente en la red para su uso en hogares, industrias o vehículos. En conjunto, no se pierde ni un 1% del biometano producido en el proceso.
La materia orgánica digerida (digestato) supone un excelente fertilizante de uso en agricultura, regulado por el RD 1051/2022 de Nutrición Sostenible de Suelos, así como por el Reglamento (UE) 2019/1009. De esta forma, se devuelve parte de la materia orgánica a los suelos y se contribuye a una agricultura más sostenible.
Las plantas de biometano actuales están diseñadas con los más altos estándares técnicos y de seguridad, y no tienen ningún riesgo de explosión, incendio o contaminación de suelos:.
El biometano no solo es una alternativa al gas fósil: es una solución energética real que aporta beneficios tangibles a los ciudadanos.
El biometano se produce a partir de residuos orgánicos como estiércoles, purines, restos agrícolas, residuos urbanos o lodos de industria alimentaria. No compite con la producción de alimentos para personas ni animales, ni requiere cultivos específicos o el uso de lodos contaminados. En lugar de convertirse en un problema ambiental, estos residuos se transforman en energía útil y una enmienda orgánica de calidad.